Acusaciones altisonantes. Pancartas. Gritos superpuestos. No hubo demasiado lugar para los intercambios en el segundo debate libre, aunque otra vez los protagonistas intentaron aprovechar este segmento para lanzar dardos hacia sus rivales.
Alejandra Arreguez (FIT) retomó su discurso contra Juan Manzur (PJ-FdT), a quien calificó de “patrón de estancia” y de beneficiarse “con el trabajo infantil y esclavo en sus empresas”.
El gobernador respondió en el acto que se trataba de un “agravio personal”. “Hemos firmado un reglamento, hay que tener mucho cuidado con las aseveraciones”, aseveró.
Por primera vez en el debate, Manzur puso la mira sobre Germán Alfaro. “Acabo de escuchar al intendente decir que (su gestión) no tiene deudas. Claro, si yo refinancié la deuda de la Municipalidad con la Provincia a 20 años”, expresó el titular del Poder Ejecutivo.
Alfaro, sonriendo, dijo que esa decisión se tomó en línea con lo que había dispuesto la Nación, entonces bajo el sello de Juntos por el Cambio. “Es lógico”, añadió.
Y, por segunda vez consecutiva, Manzur cuestionó al intendente. “Cada vez que hay un proceso electoral, como en 2015 y en 2019, (el municipio) tiene el mismo modus operandi: dejar de pagar los aportes al Subsidio de Salud”, denunció el gobernador. Y deslizó que esos recursos son destinados a fines electorales.
Entonces, se desató una discusión en la que cada postulante expresaba una idea diferente. Florencia Guerra (Libres del Sur) aprovechó ese momento para mostrar un cartel que expresaba “hay que derrotar a esta dirigencia política alejada de la realidad”.
Luego Alfaro cruzó a Gerardo Huesen (Fuerza Republicana): “Parece que le pagan a este para no dejar hablar, siempre funcional a Manzur”. El bussista le reclamó “respeto”: “no se ponga nervioso y justifique sus actos”.
El intendente trató retomar sus críticas a Manzur, recordando que la Unidad de Reconversión Laboral (Unrel) fue creada para asistir a personas que habían perdido su empleo por la pandemia. Alfaro comenzó a enunciar apellidos vinculados al oficialismo, como Yedlin, Salomón, Acevedo y Najar, pero los gritos superpuestos impidieron que prosperara el debate. “No me han permitido traer la agenda de las mujeres porque no quieren que se hable de esto, ¡son cavernícolas!”, cerró Arreguez.